Y aquí estoy, esperando: solo, que alguien venga a golpear mi puerta.
El mundo no ha desaparecido como auguraban, a caso esta algo más caótico, y más patético.
Me decía, hace mucho, Ime, antes de dejarse ir, que el entorno; el lugar donde vives termina condicionándote, pero no sólo en la vida, sino –además- forjándote la esencia. Creí, por mucho tiempo que no era así, que uno puede con los lugares y termina venciéndolos, pero lamentablemente me tuve que resignar ante las evidencias.
Al fin de cuentas, estoy terminado tan ajado y desmejorado como este pueblo, con esa cuota de resentimiento y hastío que nos va ganando a todos, y que nadie quiere admitir.
No creo, o debería decir estoy convencido, que viva mucho más, y no es una sensación pesimista, sino de la más cruda realidad. Desde hace tiempo, siento síntomas dolorosos y permanentes en el cuerpo. Puntadas en el pecho, la garganta que se cierra, las piernas que pesan y se duermen.
Afuera, esta noche, el mundo explota. Y seguramente ellos se están llamando o mirándose a los ojos desde lo más profundo mientras las luces iluminan el cielo, se sirve sidra en vasos de plástico y yo miro desde una ventana que da a la nada como el mundo sigue su rumbo. Aún a pesar nuestro.
Estimado Capitán, su barco puede estar a la deriva o en el peor de los mares, más me quedo tranquilo, pues en sus manos está el timón y con eso me basta. quiero seguir navegando en este barro que nos va construyendo y espero tenerlo com guía permanente, aun cuando con la vela ajada y remendada y si en pelotas estamos, en pelotas pelearemos... Estimado Capitán Merluza: A pesar de todo, hay que seguir... un tesoro nos espera...
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